El líder nacionalista ha anunciado su renuncia sólo dos días después de que se anunciase un acuerdo sobre la estrategia política a seguir entre los dos sectores que pugnaban para dirigir el PNV. Después de ese pacto, no ha tardado ni 48 horas en anunciar su marcha. La razón profunda, que el propio Imaz reconoce, es que ha visto cuestionado su liderazgo y también las posibilidades de modernización y actualización del pensamiento y el proyecto nacionalista que ha intentado impulsar, con el objetivo de adaptar a los nuevos tiempos conceptos como soberanía o independencia.
Con su retirada de la batalla interna por el control del partido, Imaz intenta mostrar también el camino que debe seguir Joseba Egibar, su contrincante de hoy en el PNV y que también lo fue hace cuatro años tras la marcha de Arzalluz. "El esfuerzo por conseguir la unión en el seno del PNV nos obliga a todos", indicó ayer. A la vez, intenta abrir el paso al presidente de la poderosa organización vizcaína del partido y portavoz de su ejecutiva, Iñigo Urkullu, en quien todos ven al sucesor.
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